La alveolitis seca es una complicación que se produce, en ocasiones, tras extraer un diente.
Lo habitual, tras una extracción, es que se forme un coágulo de sangre para proteger el hueco y evitar la entrada de agentes patógenos en el interior de la encía. Si no se forma, el hueso dental queda indefenso y puede producirse una infección: la alveolitis seca.
¿Qué síntomas tiene la alveolitis seca?
Uno de los principales signos de alerta es el dolor. Si tras 48 horas desde la extracción, el dolor no disminuye, si no que aumenta e incluso la medicación no está siendo efectiva, debemos acudir a un dentista de inmediato.
Asimismo, dado que la alveolitis es una infección también se acompaña de halitosis y mal sabor de boca. Además, el dolor puede trasladarse a la garganta e incluso cuello, sobre todo si se trata de la zona de las muelas de juicio.
Sin embargo, el rasgo más característico es la ausencia de coágulo de sangre. A veces incluso se puede ver el hueso.
¿Qué tratamiento tiene?
Si tienes algunos de los síntomas anteriormente citados, debes acudir inmediatamente al dentista para controlar la infección con antibióticos. También se realiza una limpieza del hueso para evitar la acumulación de bacterias y comida en el hueco y en determinadas ocasiones se puede llegar a cubrir el hueco.
Factores de riesgo
Como ya hemos comentado, la alveolitis seca no aparece siempre. Sin embargo, existen algunos comportamientos o circunstancias que pueden influir en su desarrollo.
La complejidad de la cirugía: por ejemplo, los cordales incluidos (están en la mandíbula, cubiertos por tejido) requieren de una intervención más invasiva.
Rutinas de higiene posteriores: Si se tiene una higiene deficiente tras la intervención, es más probable acumular restos de comida.
Fumar o beber alcohol: De hecho, reducir el tabaco antes de la intervención, mejora la recuperación del paciente.
Toma de determinados medicamentos: importante conocer los efectos de los fármacos que nos han recetado e informar al odontólogo si estamos tomando alguno.